Te honro en el espanto
Anabanthame baña y mis ojos, por ti osan mirar de frente el ataúd,
ya que tu abrigo rojo me otorga una delicia que es mitad friolenta, mitad cardenalicia.
Te honro en el espanto de una perdida alcoba de nigromante,
en que tu yerta faz se arroba sobre una tibia,
como sobre un cabezal, y porque eres,
Amado y amado el ideal, de mi sangre,
sintiendo que la convulsa vida es un puente de abismo
en que vamos tú y yo, mis besos te recorren en devotas hileras encima de un sacrílego manto de calaveras,
será una noche erótica, con esta luna erótica,
en esta luna erótica, será una noche erótica.
Te honro en el espanto de una perdida alcoba de nigromante,
en que tu yerta faz se arroba sobre una tibia,
como sobre un cabezal, y porque eres,
Amado y amado el ideal, de mi sangre,
sintiendo que la convulsa vida es un puente de abismo
en que vamos tú y yo, mis besos te recorren
en devotas hileras encima de un sacrílego manto de calaveras, será una noche erótica, con esta luna erótica,
en esta luna erótica, será una noche erótica.