Iré a buscar la voz desesperada del corazón
o una canción que me haga decidir
entre lo bueno y lo malo, igual
que Ray Heredia supo sentir
y todavía se pregunta sobre mi carácter
porqué pienso tan rebelde
si este mundo me ha hecho así.
Tengo una musa
que pasa cada día por mi puerta.
Hace arrugas en la cara
y en el cuerpo hace mellas.
Ni aun el paso de los años
hace que ella se detenga.
Y a mi musa
la vida le han puesto los entendidos,
y su cuerpo, que es el tiempo,
sus manos tan doloridas,
su cabeza son las horas
llenas de melancolía.
Se la llevó,
la ilusión de mi infancia se acabó.
La nostalgia y el secreto dijo adiós
y aumentaron mi nombre con Señor.
Sucumbió el seis de enero,
era Pérez el ratón que cargó
con todos mis dientes.
Por golosinas los cambió
mientras el ansia de aquel álbum
que nunca se rellenó.
Y con mi caña en
los mares de mi sueño,
mi guitarra y una niña
que me roba el primer beso.
Tengo una musa
que pasa cada día por mi puerta.
Hace arrugas en la cara
y en el cuerpo hacer mellas.
Ni aun el paso de los años
hace que ella se detenga.
Y a mi musa
la vida le han puesto los entendidos,
y su cuerpo, que es el tiempo,
sus manos tan doloridas,
su cabeza son las horas
llenas de melancolía
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