La yapa
Los nocherosse caen de propio peso,
pero no llegan al fin
y prefieres presumir teniéndome preso.
Estoy convencido que tus ojos brillan de verme
y no puedo convencerme
porque me dijiste ayer
que habrá una primera vez mañana con suerte.
Yo quiero sin ofender decirte que andas uvita.
El corazón te palpita,
tan solo de suponer,
que te pediré otra vez me des la yapita.
No entiendo por que razón tu corazón se me escapa,
y tu boquita me mata,
cuando me dices que no
y aparte del corazón, te pido la yapa.
No soy pretencioso amor, pero porque me lastimas.
Adentro llevo una espina
que me dobla el corazón,
si la yapa es la ilusión de toda mi vida.
A veces me da a pensar que vos te haces la rogada.
Mi ruego no tiene entrada,
te haces la de no escuchar,
que ya en el tramo final la yapa no es nada.
Para poder aflojar y comprender que no miento,
de mis labios juramentos
quizás tengas que escuchar,
sino tendré que esperar hasta el casamiento.
No entiendo por que razón tu corazón se me escapa,
y tu boquita me mata,
cuando me dices que no,
y aparte del corazón, te pido la yapa.