A contratiempo
Adolfo celdrán
Y así, de pronto, nos hemos dado cuenta
de cómo el tiempo se nos curva en las manos
se da la vuelta como un guante
y tras del trueno, se desgaja el rayo.
Como después del uno, viene el cero.
Tras la centena justa, los noventa y tantos
y después los ochenta de nuestra madurez,
más allá los setenta de nuestra esperanza.
Y luego los sesenta, sin horizonte y meta
mientras sentimos como el tiempo pasa
y nos hacemos jóvenes
y nos hierve la sangre.
Y como el rayo, nos llegan los cincuenta
con nuestra adolescencia silenciosa
comiéndonos terreno hacia la infancia
destruyendo culpables sensaciones frustradas.
Y nos hacemos niños
que viven los cuarenta de miseria
que superviven palabras y rencores
saetas dirigidas hacia el vientre materno.
Y nos llegan los treinta, nosotros sólo niños,
fetos tal vez, tal vez únicamente semen.
Nacimiento invertido a otro mundo distinto
Negación de este mundo: a un mundo verdadero
Donde el tiempo transcurre
y los hombres son libres
donde el sexo es alegre y el pronombre es nosotros
donde la vida crece y sus frutos son claros
Un mundo que nos llama y espera desde siempre.
de cómo el tiempo se nos curva en las manos
se da la vuelta como un guante
y tras del trueno, se desgaja el rayo.
Como después del uno, viene el cero.
Tras la centena justa, los noventa y tantos
y después los ochenta de nuestra madurez,
más allá los setenta de nuestra esperanza.
Y luego los sesenta, sin horizonte y meta
mientras sentimos como el tiempo pasa
y nos hacemos jóvenes
y nos hierve la sangre.
Y como el rayo, nos llegan los cincuenta
con nuestra adolescencia silenciosa
comiéndonos terreno hacia la infancia
destruyendo culpables sensaciones frustradas.
Y nos hacemos niños
que viven los cuarenta de miseria
que superviven palabras y rencores
saetas dirigidas hacia el vientre materno.
Y nos llegan los treinta, nosotros sólo niños,
fetos tal vez, tal vez únicamente semen.
Nacimiento invertido a otro mundo distinto
Negación de este mundo: a un mundo verdadero
Donde el tiempo transcurre
y los hombres son libres
donde el sexo es alegre y el pronombre es nosotros
donde la vida crece y sus frutos son claros
Un mundo que nos llama y espera desde siempre.
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