Garúa
Adriana varela
¡Qué noche llena de hastío y de frío!
El viento trae un extraño lamento
parece un pozo de sombra, la noche,
y yo, en la sombra, camino muy lento
Mientras tanto la garúa
se acentúa
con sus púas
en mi corazón...
Y en esa noche tan fría y tan mía,
pensando siempre en lo mismo me abismo
y por más que quiera odiarla,
desecharla y olvidarla,
la recuerdo más.
¡Garúa!...
Solo y triste por la acera
va este corazón transido
con tristeza de tapera,
sintiendo tu hielo,
porque aquella, con su olvido,
hoy le ha abierto una gotera...
¡Perdido!...
como un duende que en las sombras
más la busca y más la nombra...
Garúa... tristeza...
¡Hasta el cielo se ha puesto a llorar!..
¡Qué noche llena de hastío y de frío!
hasta el botón se piantó de la esquina
sobre la calle la hilera de focos
que lustra el asfalto con luz mortecina
y yo voy como un descarte
siempre solo,
siempre aparte,
esperándote...
Las gotas caen en el charco de mi alma,
hasta los huesos calados y helados...
y ovillando este tormento todavía pasa el viento,
empujándome...
¡Garúa!...
Solo y triste por la acera
va este corazón transido
con tristeza de tapera,
sintiendo tu hielo,
porque aquella, con su olvido,
hoy le ha abierto una gotera...
¡Perdido!...
como un duende que en las sombras
más la busca y más la nombra...
Garúa... tristeza...
¡Hasta el cielo se ha puesto a llorar!
El viento trae un extraño lamento
parece un pozo de sombra, la noche,
y yo, en la sombra, camino muy lento
Mientras tanto la garúa
se acentúa
con sus púas
en mi corazón...
Y en esa noche tan fría y tan mía,
pensando siempre en lo mismo me abismo
y por más que quiera odiarla,
desecharla y olvidarla,
la recuerdo más.
¡Garúa!...
Solo y triste por la acera
va este corazón transido
con tristeza de tapera,
sintiendo tu hielo,
porque aquella, con su olvido,
hoy le ha abierto una gotera...
¡Perdido!...
como un duende que en las sombras
más la busca y más la nombra...
Garúa... tristeza...
¡Hasta el cielo se ha puesto a llorar!..
¡Qué noche llena de hastío y de frío!
hasta el botón se piantó de la esquina
sobre la calle la hilera de focos
que lustra el asfalto con luz mortecina
y yo voy como un descarte
siempre solo,
siempre aparte,
esperándote...
Las gotas caen en el charco de mi alma,
hasta los huesos calados y helados...
y ovillando este tormento todavía pasa el viento,
empujándome...
¡Garúa!...
Solo y triste por la acera
va este corazón transido
con tristeza de tapera,
sintiendo tu hielo,
porque aquella, con su olvido,
hoy le ha abierto una gotera...
¡Perdido!...
como un duende que en las sombras
más la busca y más la nombra...
Garúa... tristeza...
¡Hasta el cielo se ha puesto a llorar!
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