Si te han dicho que se besa por limosna,
te han mentido, porque yo no imploro compasión.
Bien poco ha de valer ese tu mundo de ambición,
si un sueño no te nutre el corazón.
No prolongues ni un instante tu cobarde retirada.
¡Basta ya!, que en mi no habrá rencor.
Qué importa si detrás dejas la ruina y el dolor,
adelante, yo me aquieto con tu amor.

Lo acunó en la nube, lo doro en el sol,
es trino en el ave y aroma en la flor...
Tu mundo egoista, de pompas odiosas,
jamás vio las rosa del alba interior.
Después de tu triunfo, vendrá la verdad,
oirás los violines de mi soledad,
gimiendo en tus días opacos de hastío,
el eco sombrío de tu falsedad.

Con gesto doloroso de mi vida pisoteada,
aquí estoy de frente a tu crueldad.
Quién sabe de los dos cuál es más digno de piedad,
midiendo, mi tristeza y tu maldad.
Si supieras como arden tus miradas compasivas,
¡basta ya!, déjame por favor,
Ya nunca lograrás amordazar mi sinsabor,
hoy me abrazo, al milagro de este amor.

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