Enrique dizeo

Gurrumina

Enrique dizeo
Bermejo está de duelo, enmudeció el suburbio,
las calles del Abasto calladitas están.
Del mundo de los vivos se fue Pichón, el Rubio,
¿a dónde van los muertos, Señor, a dónde van?
Gurruminín tan lindo, travieso y callejero,
con ojos picarones, botija saltarín...
¿Por qué dejaste solo al barrio bullanguero
y a tu hermanito amado rezando en el bulín?

En brazos del destino
que siempre con el pobre
se ensaña duramente
para pagarle mal.
Te remontaste al cielo
por revolear un cobre
en la barriada humilde
vestida de percal.

La muerte, ingrata y mala, te castigó temprano,
tal vez porque jugabas vino a tratarte así.
El auto que cruzaba tu barrio suburbano
te arrasó una noche postrera que te vi...
Pobre mamita buena, que tú adorabas tanto,
sus horas de amargura se pasa sin cesar.
Después mira el retrato con un amor sacrosanto
y le da muchos besos poniéndose a llorar.

Cuántas abuelas tiernas
que tienen nietecitos
y que en su pecho guardan
tu dulce corazón.
También te extrañan mucho,
todos tus amiguitos
que cariñosamente
te llamaban Pichón.

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