Gracias a la vida
Gloria simonettime dio dos luceros, que cuando los abro,
perfecto distingo, lo negro del blanco
y en el alto cielo, su fondo estrellado
y en las multitudes, el hombre que yo amo.
Gracias a la vida, que me ha dado tanto,
me ha dado el oído, que en todo su ancho,
graba noche y día, grillos y canarios,
martillos, turbinas, ladridos, chubascos
y la voz tan tierna, de mi bien amado.
Gracias a la vida, que me ha dado tanto,
me ha dado el sonido y el abecedario,
con él las palabras, que pienso y declaro,
padre, amigo, hermano y luz alumbrando,
la ruta del alma, del que estoy amando.
Gracias a la vida, que me ha dado tanto,
me dio el corazón, que agita su marco,
cuando miro el fruto, del cerebro humano,
cuando miro el bueno, tan lejos del malo,
cuando miro el fondo, de tus ojos claros.
Gracias a la vida, que me ha dado tanto,
me ha dado la marcha, de mis pies cansados,
con ellos anduve, ciudades y charcos,
playas y desiertos, montañas y llanos
y la casa tuya, tu calle y tu patio.
Gracias a la vida, que me ha dado tanto,
me ha dado la risa y me ha dado el llanto,
así yo distingo, dicha de quebranto,
los materiales, que forman mi canto
y el canto de ustedes, que es el mismo canto
y el canto de todo, que es mi propio canto.
Gracias a la vida, que me ha dado tanto.
Gracias a la vida, que me ha dado tanto.