La hija desobediente
Jaime lópezCenicienta a su madre. Madrastra
Esta noche me largo yo al baile
Aunque pierda la honra esta casa
Pos nomás pa dos cosas me gustas
Sentenció la matrona inclemente
Pa barrer, en primera, y segunda
¡Te condenes por desobediente!
Y se fue la infeliz cuyo apodo
Se lo debe a su cuate el ratón
Como no tuvo hada madrina de aventón le cayó al reventón
Contoneándose al son de la cumbia
Iba allá iba acá su cadera
Asomando entre aquellos harapos
Desde el muslo sus cálidas piernas
Y llegó aquel cuerazo de vieja
Como todos fingían no verla
Que le llega el colado albañil
A las doce me voy, caballero
Advirtió la coqueta al galán
Ya le va pero muévele al bote
Dijo el compa chupando al compás
Mamacita ayayay que me gustas
Murmuró aquel gañán muy galante
Y la voz del refrán agregó
Pal metate y también pal petate
Desde el alto reloj de la iglesia
De repente las doce sonaron
Expulsando a la innoble pareja
Hasta un hotelucho de paso
Y ahí tienen que en la madrugada
Las patrullas aullaban hirientes
Por portales y todo tepito
Donde el cuerpo es carnal del deleite
Que va entrando la ley al hotel
Inspección de rigor, aclararon
Tras de dar con el par de volada
Por violar la moral los casaron
En decente retrato de bodas
Que aparece colgado en la sala
Los rodean madrinas y tiras
(Cortesía gentil del alarma)
Con su escoba y un solo zapato
Ella reina entre escuincles y muebles
Eso pasa, según las vecinas
A las hijas, por desobedientes