Legado de una tragedia

Epitafio del destino

Legado de una tragedia
Cuando la muerte nos enseña las garras
Ese momento en que su mano aguarda
Sientes el frío su aliento te rodea
Quieres huir, más, se burla de tus tetras

Busque en la hipnosis el modo de vencerla
Quizás el limbo me diera una respuesta
Mi pulso débil a punto de extinguirse
No queda tiempo, se lanza sobre mí

Mi rostro se desfiguró
Las sombras entran en mí
Palidece mi ser inerte
Un pergamino es mi piel
La cadavérica voz
Que me acecha entre los muertos

Y los ángeles de la muerte van
Arrastrándote hacia la oscuridad
Acunandote entre su manto azul

Hacia el más allá

En las sendas de los sepulcros hay
Necromantes que invocan tu final
El arúspide del dolor

La arrogancia, el delirio

La dama del rostro aciago
Su gélida voz es llanto

Solo un necio que jugaba a ser Dios

¡Arrepentíos!

Epitafio del destino

La diosa de los lamentos
Serpiente devora almas

Puedes dejarle dormir
Él ha muerto ya

Te vanaglorias con ese aire burlesco
De haber retado en todos esos cuentos
La dama negra con su llave de plata
Prendió su lagrima escarlata

Nada detiene su poder
Magnificencia infernal
Somos juguetes a su antojo
Con su danza el ritual
Consumiendo tu ser
Su sonrisa es putrefacta

Y los ángeles de la muerte van
Arrastrándote hacia la oscuridad
Acunandote entre su manto azul

Hacia el más allá

En las sendas de los sepulcros hay
Necromantes que invocan tu final
El arúspide del dolor

La arrogancia, el delirio

La dama del rostro aciago
Su gélida voz es llanto

Solo un necio que jugaba a ser Dios

¡Arrepentíos!

Epitafio del destino

La diosa de los lamentos
Serpiente devora almas

Puedes dejarle dormir
Él ha muerto ya

Te burlaste de su poder
Y ahora da la espalda a tu lamentación
La muerte no te liberará
Tormento eterno has de sufrir

Solo el amor logra tu perdón
Será Virginia y su compasión

No hay indulto a tu agonía
Muerte mira hacia otro lado

La insolencia en tu escritura
Ha encendido su cólera

No esperes misericordia
Sus dominios son eternos

Jamás dudó, no se apiadó
Las almas se hunden en sus fauces

Y los ángeles de la muerte van
Arrastrándote hacia la oscuridad
Acunandote entre su manto azul

Hacia el más allá

En las sendas de los sepulcros hay
Necromantes que invocan tu final
El arúspide del dolor

La arrogancia, el delirio

La dama del rostro aciago
Su gélida voz es llanto

Solo un necio que jugaba a ser Dios

¡Arrepentíos!

Epitafio del destino

La diosa de los lamentos
Serpiente devora almas

Puedes dejarme dormir
Yo he muerto ya

En cada rincón del alma
Hay grietas rotas por amor
Ni la bestia ni los dioses
Pueden huir de su dolor

Todo aquel amor
Que tú niegas
A tu corazón

No ha nacido quien no le tema amar
Por no sufrir así
Corazon cobarde que se oculta
En vez de vivir

Es tu condena

Por no respetar lo que los latidos
Han dictado a todo hombre mortal
El impulso que cabalga raudo opuesto a la razón
Todo aquello que perdura se dibuja en el amor

Solo en el amor
Podrás encontrar la paz que no has tenido nunca

Mi amor sangra traicionado

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