La enredadera
Leo quinterosse ve tan claro en tus ojos
y prende de la enredadera
que sale de ti
Es la belleza de las plantas
que siempre hacen juego con todo
y cada uno, a su modo
lo debe advertir
y lleva las hojas de un libro
y el sonido del mar adentro
y cruza por el cielo abierto
y llega a un jardín
se desparrama entre mil manos
se enreda pierna, pecho, codo
y me sumerge de algún modo
en el fondo del mar
Me dice: aquí estarás seguro
aquí no se aplican las reglas
o nada mas que las eternas
que son las que hacen la tierra girar
Nada tiene de especial
saber nadar a mi edad
y eso tuve que elegir
subir o dejarme hundir
Respiro sin temor del agua
y veo cosas que me asustan
pero son las que mas me gustan
por eso desciendo en un tobogán
Y pido las explicaciones
y aunque no tiene porque darlas
se sienta me mira y me habla
de todo lo que yo la quiera escuchar
Y exigo ver esas raices
y ella contesta: cuando quieras
y todas las demás tonteras
que a mi se me ocuerren, las hace por mi
Y se alimenta desde el agua
que es el reflejo de la vida
y cura todas sus heridas
con un movimiento que hace al bailar
Me siento el único testigo
de la belleza, aunque no es cierto
pues cada cual tiene su templo
y yo tengo el mío en el fondo del mar
Nada tiene de especial
saber nadar a mi edad
y eso tuve que elegir
subir o dejarme hundir