Agua sexual
Lucybella gotas como dientes,
a espesos goterones de mermelada y sangre,
rodando a goterones
cae el agua,
como una espada en gotas,
como un desgarrador r?de vidrio,
cae mordiendo,
golpeando el eje de la simetr? pegando en las costuras del alma,
rompiendo cosas abandonadas, empapando lo oscuro.
Solamente es un soplo, m?h?o que el llanto,
un l?ido, un sudor, un aceite sin nombre,
un movimiento agudo,
haci?ose, espes?ose,
cae el agua,
a goterones lentos,
hacia su mar, hacia su seco oc?o,
hacia su ola sin agua.
Veo el verano extenso, y un estertor saliendo de un granero,
bodegas, cigarras,
poblaciones, est?los,
habitaciones, ni?
durmiendo con las manos en el coraz?
so?o con bandidos, con incendios,
veo barcos,
veo ?oles de m?la
erizados como gatos rabiosos,
veo sangre, pu?s y medias de mujer,
y pelos de hombre,
veo camas, veo corredores donde grita una virgen,
veo frazadas y ?nos y hoteles.
Veo los sue?sigilosos,
admito los postreros d?,
y tambi?los or?nes, y tambi?los recuerdos,
como un p?ado atrozmente levantado a la fuerza
estoy mirando.
Y entonces hay este sonido:
un ruido rojo de huesos,
un pegarse de carne,
y piernas amarillas como espigas junt?ose.
Yo escucho entre el disparo de los besos,
escucho, sacudido entre respiraciones y sollozos.
Estoy mirando, oyendo,
con la mitad del alma en el mar y la mitad del alma en la tierra,
y con las dos mitades del alma miro el mundo.
Y aunque cierre los ojos y me cubra el coraz?nteramente,
veo caer agua sorda,
a goterones sordos.
Es como un hurac?de gelatina,
como una catarata de espermas y medusas.
Veo correr un arco iris turbio.
Veo pasar sus aguas a trav?de los huesos.