Certificao
Marsilio robles
Mirá mi negra, si un día
la suerte me abre el candao
te juro que de cambiao
ni vos me conocerías.
Ni más hombre de averías,
ni escolaso, ni almacén,
pa' no seguir este tren
de andar pasándola en cana
porque el día de mañana
quiero ser hombre de bien.
la suerte me abre el candao
te juro que de cambiao
ni vos me conocerías.
Ni más hombre de averías,
ni escolaso, ni almacén,
pa' no seguir este tren
de andar pasándola en cana
porque el día de mañana
quiero ser hombre de bien.
Un nuevo sol y otra vida
vendrán a abrirme el portón
pa' alumbrar mi corazón
perdido en malas partidas.
Mientras tanto en la guarida
de mi encierro desolao
voy contando arrinconao
las horas de mi gayola.
Porque te he dejao tan sola
cuando más me has precisao.
Sé bien que pronto un purrete
irá a adornar el bulín
y yo con gran berretín
ya le preparo el juguete.
Ni bien salga de este brete
tendré patente de honor
y olvidando el resquemor
de mis andanzas compadres
voy a abrir mi alma de padre
pa'l purrete de mi flor.
Así terminó el malevo
su carta sentimental
deseando purgar su mal
pa' oficiarla de hombre nuevo.
Y cuando llegó el relevo
y se le puso a su lao
le dijo al uniformao,
poniendo el sobre en sus manos:
"Por favor, guardián hermano,
mándelo certificao."
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