Columnas de hiel
Real de catorce
Ahora está ladrando
ese perro cobarde molido de miedo.
se sabe mi nombre
y no puede dejar de morderse la pluma
pues le arde en las manos la sólida página
de mi dignidad.
ese perro cobarde molido de miedo.
se sabe mi nombre
y no puede dejar de morderse la pluma
pues le arde en las manos la sólida página
de mi dignidad.
Valen los amigos...
aunque el mundo ya es viejo
la envidia tiene hijos, creaturas mediocres
que escriben muy triste y cobran muy triste
y escriben muy tristes...
columnas de hiel.
No te haré el favor de volver a ver
cómo lames fiel la mano de tu amo
tengo una misión que debo atender
con el corazón, para el corazón
un asunto humano.
Así que, por favor...
puedes seguir ladrando.
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