Una noche de verano
Andrés suárezA las diez de la mañana suficiente me dolía ya la aurora de mentirle, de acusarla por seguirme en aquél prohibido amor.
A las dos si no me falla la memoria, me arañó la espalda dijo -"no me duermo", se fumó lo que quedaba de mi pecho y me besó, como nadie me ha besado hasta ahora y el cantante queda preso en el recuerdo, en un tímido silencio se acomodan mi pasado y su después.
Recuerdo que me arrodillé, recuerdo el número del taxi que condujo hasta el infierno, su dormir sin buenos días cotidianos de una noche, sin permiso ni carné.
Recuerdo bien la cara de la gente que levantaba mi cuerpo, solamente el juramento que grabé bajo su ombligo, el caudal fuerte del río en la cama de un hotel.
Una noche así subí al cantinero, levantó la vista haciendo que veía, mi figura me sirvió, sin yo pedir, la copa rota. No sangró la boca como prometía el tunante que ella tanto mencionaba no me dio la gana de cerrar la herida y la esperé
Y a las siete lunas más a la deriva, a mi lado, más al sur de aquel madero, una historia parecida a un marinero se escuchó. Y en la tierra prometida ya no hay oro y el gallego tierra adentro se retira y el lamento que recorre la bahía no volvió.
Recuerdo que olvidé su despedida, su silencio hasta mañana. Sus lunares ya no riman con los versos en la cama siendo toda la poesía, le servía de papel.
Recuerdo benedetti en sus pupilas cuestionando mi pasado por pasar, pasó la vida una noche de verano.
No maldigo su mentira, solamente este querer...