Marthita la piadosa
Chava floresSe le iban lava y lava las mañanas,
luego iba a trabajar, regresaba a planchar,
y así eran todas, todas las semanas.
¿Se acuerdan de Matilde, que es su hermana?
Llegaba ésa a las seis de la mañana,
venía de parrandear, ya no podía ni andar,
era de mucho mundo así llegar.
Tenía muchos vestidos para sus veintiocho abrigos
y un día llegó de coche con uno de sus amigos:
-Me llevo mis trusiaus, no me digas ni miaus,
ya tengo allá en Las Lomas un penjaus.
Marthita quedó sola en su casita,
pero vino el gobierno y se la quita:
-Perdone el empujón, pero a este calllejón
le va a pasar el Metro y el camión.
Marthita puso un puesto de tamales
allá por la colonia de Portales
un inspector llegó y el puesto le tiró:
-Perdone, pero afeaba aquí la calle..
En cambio la Matilde abrió en Polanco
un antro para gente muy moderna
al vicio los tiró, buena lana sacó:
¡eso es hacer negocios a go-go!
Marthita vendió tacos con su resto de fortuna
y un día le clausuraron porque no cerró a la una
en cambio Matildís puso una casa gris
y cierra cuando quiere la infeliz.
Marthita ya está enferma y desahuciada,
Matilde está gordota y colorada.
Yo le suplico a usted que, si algo pregunté,
si sabe la respuesta me la dé.