El desalojo
Edmundo riveroMe la dio por la cabeza,
Nunca espere tal sorpresa,
Mi suerte ingrata lo quiso,
Feliz en un entrepiso,
Yo me encontraba confiado,
Al ver siempre al encargado,
Saludar con alegria,
Pero hoy, ni los buenos dias,
Al encontrame me ha dado.
Al rato vi mi moblaje,
Enfililao por la esclaera,
La guitarra, la fiambrera,
El colchon viejo y el traje,
Y después todo el menaje,
Dentro de la mesa y.p.f.,
Y un elastico de fleje,
Que dice, desde turquia,
Y que herede de una tia,
Que se murio en cruz del eje.
Apenas debia tres años,
Que alevosa picardia,
Que triste la vida mia,
Siempre, siempre desengaños,
Los ojos de los extraños,
Relampagueaban de gozo,
Y el vigilante curioso,
Dijo, mostrando los dientes,
Que va a decir la del frente,
Al ver su mueble lujoso.
Y en la vereda marchita,
Mis pobres cosas quedaron,
Yo se bien que se nublaron,
Tus ojitos vecinita,
Lo que me apena y me agita,
Es que por ser angelito,
Aquel dorado marquito,
Que siempre me ha acompañado,
El changador me ha afanado,
Con tu estampa, che carlitos.